Alzheimer y su conexión con la diabetes

Mientras los investigadores antes veían la enfermedad de Alzheimer y la diabetes como condiciones de salud separadas, la evidencia creciente revela que son más como primos lejanos con un incómodo parecido familiar. ¿La conexión? La resistencia a la insulina. Ya no solo está alterando tu azúcar en sangre, también viene por tus memorias.

Los números no mienten. Cerca del 35% de las personas con Alzheimer también tienen diabetes. ¿Coincidencia? Difícilmente. Aquellos con diabetes tipo 2 enfrentan un riesgo más alto de desarrollar Alzheimer más adelante en la vida. Genial. Otra cosa de qué preocuparse.

Algunos científicos se han atrevido a sugerir un nuevo nombre: «Diabetes tipo 3». Suena ridículo al principio. Pero espera—tiene sentido. En el Alzheimer, las células cerebrales fundamentalmente desarrollan resistencia a la insulina, similar a lo que sucede en tu cuerpo con la diabetes tipo 2. El cerebro no puede usar la insulina apropiadamente, y las funciones cognitivas comienzan a deteriorarse. La memoria es lo primero, usualmente.

El Alzheimer reimaginado como diabetes tipo 3 no es solo un juego de palabras ingenioso—es biología. Cuando las células cerebrales rechazan la insulina, los recuerdos se convierten en la primera víctima.

El gen APOE4 empeora las cosas. Si tienes la mala suerte de tener esta variante genética, tus células cerebrales luchan aún más con la utilización de la insulina. Gracias, genética.

A nivel molecular, la insulina juega un papel en la formación de las notorias placas amiloides y ovillos tau—las características distintivas del Alzheimer. Cuando la señalización de insulina se descontrola, estas proteínas se acumulan. Las células cerebrales mueren. Los recuerdos desaparecen.

Los ensayos clínicos ahora están probando insulina intranasal para pacientes con Alzheimer. Rociar insulina por la nariz, esperar que llegue al cerebro. La ciencia se vuelve extraña a veces. Un estudio de fase 2 mostró resultados prometedores con un deterioro cognitivo más lento en pacientes que recibieron el tratamiento.

El factor edad también importa. Desarrollar diabetes joven, y tu riesgo de demencia se dispara más tarde. El daño vascular por años de azúcar alta en sangre afecta los pequeños vasos sanguíneos del cerebro. Nada funciona bien con tuberías dañadas.

¿La buena noticia? Controlar la diabetes podría ayudar a proteger tu cerebro. Ejercicio. Come mejor. Monitorea el azúcar en sangre. Pasos simples, potencialmente gran recompensa. Tu páncreas te lo agradecerá—y tu cerebro también podría hacerlo.

Investigaciones recientes en modelos de ratones muestran que bloquear los receptores de insulina e IGF1 en regiones específicas del cerebro como el hipocampo deterioró directamente las capacidades de aprendizaje y memoria.